PARAPENTE EN BUENOS AIRES - SOLO A 30 KILOMETROS DE BUENOS AIRES : Experimentando emociones y vertigo en las alturas

Una propuesta de vuelos con instructor permite deslizarse en parapente sobre campos y zonas urbanas del Gran Buenos Aires.

Son sólo diez pasos los que separan la tierra del cielo. Una vez que la vela se infla, que la camioneta arranca y que el instructor grita "¡Corré!", las emociones se mezclan, la adrenalina sube y la altura pasa a ser la dimensión natural desde donde es posible disfrutar de una vista única. En Longchamps, a 30 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, es posible vivir esta experiencia.

Desde el aire, a 300 metros de altura, el "allá abajo" parece un cuadro vivo: campos sembrados, casas, personas, vehículos en miniatura que corren por las rutas. "El que se engancha con el parapente se vuelve adicto", afirma Mariano Insúa, instructor de los vuelos biplaza de la Escuela de parapente Sky High que funciona en el Aeródromo de Ministro Rivadavia

Nada más que ganas se necesitan para hacer un vuelo de bautismo. La experiencia no requiere de esfuerzos físicos ni de entrenamiento. Antes de "enganchar" el arnés y la soga a la camioneta, Insúa dice: "el parapente es un planeador que siempre está descendiendo y nos manejamos entre corrientes térmicas".

Ya en el aire, después de ser remolcados a unos 37 km., soltamos la soga que cae a la pista dibujando un zigzag interminable. El planeo comienza. Vueltas hacia la derecha y la izquierda permiten divisar las instalaciones del aeródromo: la pileta, la casa principal, un hangar, las cuatro pistas de aterrizaje; todo enmarcado por un parque de 70 ha poblado de eucaliptos, pinos, cipreses, castaños y nogales.

Desde las alturas se divisan algunas localidades cercanas —como Quilmes y Florencio Varela— y el río de La Plata. En el cielo, la gama de colores es interminable. El naranja de los últimos rayos de sol contrasta en el verde de los campos y el azul del horizonte.

El instructor grita la última consigna previa al aterrizaje: ordena inclinar el cuerpo hacia adelante y seguir corriendo unos metros para que la vela caiga prolija y se eviten enredos y roturas.

La tarde empieza a caer y una luna llena y redonda anticipa una noche estrellada. "Volar a la luz de la luna también es incomparable"

Cuánto cuesta. Vuelo de bautismo, 80 dolares. Lunes a viernes, dde. las 13; fin de semana, dde. 10:30.


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